Logo

Cómo subir la autoestima: Aprende el arte de amarte más y mejor

¿Tu autoestima está por los suelos y no sabes qué hacer para mejorarla? ¡Descubre lo que tienes que hacer para impulsar tu autoestima hasta las nubes!
Adiós baja autoestima. Hola alta autoestima.

Tabla de Contenidos

“La mayoría de miedos de ser rechazado descansan en el deseo de ser aprobados por otras personas. No bases tu autoestima en sus opiniones” – Harvey Mackay.

Por favor, deja de leer por un momento para responder a esta pregunta:

¿Quién es la persona más importante para ti en este mundo?

Seguramente hayas pensado en una serie de personas como amigos, tu pareja, tus familiares…

Pero, ¿dónde estás tú?

Normalmente cuando nos dicen que pensemos en alguien que apreciamos mucho empezamos a hacer una selección de personas en nuestro registro a las que tenemos adjetivos para calificar sus virtudes y alabarlas.

Sin embargo los que nunca aparecen en esa selección son las personas con baja autoestima.

Los problemas de autoestima son tradición en nuestra sociedad actual, con las exigencias y los cánones que impone y nos imponemos a nosotros.

Hablamos de tener el autoestima baja y la necesidad de cambiar esto. Por ello vamos a profundizar acerca de lo que consiste exactamente para conocerla y poder trabajarla desde cerca.

La autoestima es la valoración de nuestros pensamientos, sentimientos y actuaciones que hacemos sobre nosotros mismos acerca de cada uno de los diferentes aspectos de nuestra vida.

La baja autoestima supone una percepción negativa sobre uno mismo, y esto nos puede limitar mucho en nuestra vida diaria, ya que puede ser causa de otros síntomas como  ansiedad, depresión, problemas de conducta, impulsividad, problemas sexuales, estrés, adicciones, etc.

La buena noticia es que la idea de autoestima puede cambiar con el tiempo

A partir de los cinco o seis años de edad, un niño comienza a formar el concepto de sí mismo en función de cómo es visto por el resto de la gente.

El influjo de interacciones de refuerzo positivo o negativo que hemos recibido desde los primeros pasos de nuestra vida va a resultar fundamental para nuestra salud emocional cuando seamos mayores.

Durante la adolescencia, la persona necesita forjar una identidad y conocerse a fondo para descubrir sus capacidades y sus competencias como individuo.

Es una época en la que se pasa de la dependencia de las personas queridas (familia y amigos) a la independencia personal, por lo que necesita apoyo social por parte de otros que tengan los mismos valores.

Si durante la infancia ha desarrollado una autoestima sana, no tendrá ningún problema en experimentar este proceso y alcanzar la madurez, sin embargo si no se ha forjado una autovaloración positiva puede ser muy vulnerable a tomar decisiones o caminos fáciles y destructivos como puede llegar a ser el abuso de drogas o alcohol, entre otros.

Existen 4 factores fundamentales que determinan el autoestima:

  1. Los triunfos en las diferentes áreas de la vida, siempre que sean importantes para el individuo.
  2. La aceptación, interés y respeto de las personas importantes que rodean al sujeto.
  3. El reconocimiento de los éxitos y el historial de logros de uno mismo.
  4. El control ante obstáculos y situaciones que la persona atribuye a eventos negativos, al igual que la responsabilidad sobre éstos.

Tipos de autoestima

Existe una clasificación de la autoestima en función del grado que un individuo tenga, cada una con una serie de características significativas.

Autoestima alta o positiva. Esta autoestima está en coherencia en la persona y los valores de sí misma de capacidad y valía. Las personas que tienen una autoestima positiva disponen de una serie de herramientas y habilidades internas e interpersonales para enfrentar cualquier tipo de reto o problema siempre desde una manera positiva y armónica.

Son menos autocríticos con ellos mismos y tienen unas relaciones interpersonales con otros sujetos de autoestimas similares. Las circustancias externas tienen baja influencia en la autoestima, no necesitan defender su imagen porque ya se defiende por sí sola y pueden dar su punto de vista sin desestabilizarse en ningún momento

Autoestima media. Esta clase de autoestima relativa se caracteriza por tener un grado intermedio de confianza sobre sí mismo. Aunque esta confianza puede desaparecer en cualquier momento frente a la opinión de los demás. Este tipo de personas son seguros ante los demás de manera externa, sin embargo de manera interna no lo son.

Alternan momentos entre autoestima alta y autoestima baja siempre condicionada por críticas u opiniones que vienen del exterior y responden con actitud crítica ante el fracaso, ya que estos son percibidos como amenazas.

Autoestima baja. Este tipo de autoestima prima un sentimiento de inseguridad e impotencia en las personas que carecen de elementos fundamentales como el valor y el merecimiento. Son predisponentes al fracaso porque se focalizan en los obstáculos e inconvenientes obviando las soluciones ante los problemas.

Sus creencias sobre ellos mismos son incapacidad, inseguridad y fracaso. Por ello una persona que esté en este rango de autoestima se presentará como víctima, saboteando su trabajo y evitando cualquier posibilidad de éxito.

A continuación nos centraremos en este tipo de autoestima. Cuando una persona tiene la autoestima baja suele mostrar unos síntomas y unas características muy concretas que podemos abordar para hacer que nos sintamos mejor y mejorar nuestra autoestima de manera muy eficaz.

Características de la baja autoestima

Tener una baja autoestima consiste a nivel mental en una distorsión del pensamiento, es decir una forma inadecuada de pensar. Estas personas tienen una visión muy distorsionada sobre su identidad, al igual que un alto grado de exigencia y perfección sobre ellos mismos. Esta distorsión se caracteriza en pensamientos como los siguientes:

  • Pensamiento de todo o nada. Solamente contemplan los extremos, las cosas o son blancas o son negras sin término intermedio, si no es perfecto no vale, no son capaces de dar valoraciones relativas.
  • Pensamiento generalizado. Establecen ideas generales de cualquier hecho aislado para enfocarlo a cualquier momento o situación. Por ejemplo, si he fracasado una vez (hecho concreto) voy a fracasar siempre (hecho generalizado) en todo.
  • Autoacusación. Yo tengo la culpa de todo, tenía que haberlo hecho de otra forma, debía haber sido capaz, ha sido por mi culpa.
  • Personalización. Dan por hecho que todo tiene que ver con ellos y lo comparan con todo lo demás. Si alguien está triste o enfadado seguro que es por mí.
  • Lecturas del pensamiento. Hacen suposiciones que se basan en cosas poco consistentes y no comprobables. Suponen que no interesan a los demás que piensan mal de ti o que se burlan.
  • El autolenguaje. Emplean términos peyorativos cuando hablan de uno mismo. Por ejemplo, es que soy tonto, que malo soy,etc.
  • Razonamiento emocional. Consideramos una emoción que estamos experimentando para reflejar la realidad y contrastarla con otras situaciones y experiencias. Un ejemplo es me siento solo porque no tengo amigos porque no le caigo bien a nadie.
  • Falacias de control. Sienten que son responsables de todo y de todos y que no tienen el control sobre nada.

Querernos y valorarnos a nosotros mismos es una habilidad que no incluye la comparación ni la competición, por lo que es imprescindible aprender a reconocer y experimentar nuestras capacidades y nuestros valores.

Para aumentar la autoestima debemos cambiar el modo en el que interpretamos nuestra vida, reconocer los juicios negativos que hacemos de cosas que nos suceden y enfocar el punto de mira hacia nuevos pensamientos y objetivos positivos que nos van a ayudar a sentir el bienestar y la felicidad.

Tu vida solo mejorará cuando seas capaz de lograr mejorar el  amarte a ti mismo.

A continuación vamos a contar un relato de Jorge Bucay en el que aparece reflejada la autoestima.

El verdadero valor del anillo

Había una vez un joven que acudió a pedir consejo a un sabio. El maestro era conocido por dar buenos consejos y guiar a  las personas que acudían a él en busca de respuestas.

Cuando el joven entró, le dijo:

– Maestro, me siento muy poca cosa, siento que no puedo conseguir nada y que tengo muy poca valía. Todo el mundo me dice que no sirvo y que no hago nada bien. ¿Qué puedo hacer para cambiar esto, para cambiar lo que la gente piensa de mi y demostrar que sí que sirvo para algo?

El maestro sin apenas mirarlo le respondió:

-No sabes cómo lo siento muchacho, pero me temo que no puedo ayudarte. Debo resolver otros asuntos más importantes y no puedo dedicarte tiempo. Se me ocurre que podrías ayudarme tú a mí y así terminaría con más rapidez y podría dedicarte mi tiempo.

El joven asombrado asintió con la cabeza sintiéndose confuso y un poco frustrado debido a que el maestro estaba postergando sus necesidades.

El maestro se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y se la entregó al muchacho diciendo:

-Toma el caballo que hay allá fuera y dirígete hacia el mercado, luego debes vender el anillo, ya que tengo una deuda que saldar. Para ello debes vender el anillo obteniendo la mayor suma posible y recuerda que no debes aceptar menos de una moneda de oro, luego regresa lo más rápido posible.

El joven hizo caso al sabio y marchó al mercado lo más rápido que pudo.

Allí comenzó a ofrecer el anillo a los mercaderes, los cuáles le miraban con curiosidad. Le preguntaron al muchacho que cuál era el precio que pretendía por el anillo y éste respondió que más de una moneda de oro. Al decir esto los mercaderes comenzaron a reír, otros se daban la vuelta y ni le contestaban.

Le ofrecieron alguna moneda de plata y alguna baratija de cobre, pero el joven se mantuvo firme a las palabras del maestro.

Solamente uno de ellos, el más anciano se tomó la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo.

Después de ofrecer su joya a todas las personas que pasaban por el mercado, se montó en su caballo y, abatido, regresó por dondeh había venido.

Al llegar, entró en la habitación donde se hallaba el maestro y le dijo:

-Maestro, lo siento muchísimo. No me ha resultado posible conseguir ninguna moneda de oro. Podría haber conseguido alguna de plata o, incluso, algunas joyas, pero yo no puedo engañar a nadie sobre el verdadero valor de este anillo.

El maestro respondió sonriente:

-Cómo me alegra escuchar tan sabias palabras, joven amigo. Primero debemos saber el verdadero valor del anillo, por lo que ve al joyero y pregúntale cuánto valdría la sortija y cuánto estaría dispuesto a pagar por ella. Ofrezca lo que te ofrezca no se lo vendas, coge el caballo y vuelve de regreso.

El joven volvió a partir con el caballo, esta vez en busca del joyero.

Cuando el joyero examinó el anillo con su lupa miró dubitativo al muchacho y afirmó:

-Muchacho si quieres venderlo ya, no puedo ofrecerte más de 58 monedas de oro.

El joven atónito exclamó: ¡58 monedas de oro! ¿está usted seguro de lo que me está ofreciendo?

El joyero respondió:

-Sé que su valor ronda cerca de las 70 monedas de oro pero si la venta es urgente no puedo pagarte más.

El joven emocionado corrió a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Mi joven amigo, tú eres como este anillo, una joya valiosa y única, por ello solamente puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera conozca tu verdadero valor?


Este cuento nos muestra el valor que realmente tenemos cada uno y quien no lo aprecie es porque no entiende de las cosas realmente importantes. En el autoestima el experto que debe evaluarnos somos nosotros mismos, tratándonos como si fuéramos diamantes brillantes porque de esta forma nosotros brillaremos.

Tenemos la creencia de que el ser humano es perfecto y feliz por naturaleza, por lo que nos sentimos decepcionados y deprimidos cuando hay algún aspecto en nuestra vida que no nos gusta. Esto nos hace sentir culpables y tendemos a escondernos como cuando tenemos miedo.

Si no eres bueno amándote a ti mismo, tendrás dificultades al amar a alguien, debido a que resentirás el tiempo y energía que das a otra persona que ni siquiera te das a ti mismo. Barbara De Angelisi.

12 pasos para aumentar tu autoestima

La ausencia de autoestima nos aleja de la autoconfianza para alcanzar nuestros objetivos, sentirnos bien, e incluso, tomar cualquier tipo de decisión. A pesar de ello, estos sentimientos pueden desaparecer si se trabaja sobre ellos.

  1. Conocer sobre la autoestima
  2. Creer y confiar en ti mismo
  3. Ten cuidado de cómo hablas
  4. Haz todos los días cosas que te gusten
  5. Acéptate y perdónate
  6. Revisa tu historial de éxitos
  7. Crea relaciones positivas con gente positiva
  8. Di no al perfeccionismo
  9. Acaba con las expectativas
  10. Céntrate en lo que puedes aportar al mundo
  11. Da para recibir
  12. La filosofía del yo

Para alcanzar tu seguridad y avanzar hacia tu nueva vida te presentamos alguna de las acciones que puedes llevar a cabo.

  1. Conocer sobre la autoestima. La autoestima es un elemento clave en nuestro bienestar emocional, si nos aceptamos tal y como somos, nos sentimos satisfechos y felices con nosotros mismos porque estamos contentos con lo que somos.
  2. Creer y confiar en ti mismo. Necesitas creer en tus capacidades y en lo que eres. Es importante que poco a poco aumentes la confianza en ti mismo y veas tu belleza tanto por dentro como por fuera. No permitas que nadie te haga creer lo contrario y admira tu forma de ser y de vivir la vida. Mirar al mundo buscando comparaciones es un juego muy negativo que solo tiene como consecuencia la pérdida de la identidad. Recuerda que la gente de fuera busca un lugar en el mundo, por lo que nadie te puede calificar de ser mejor o peor.
  3. Ten cuidado de cómo te hablas. Empieza a fijarte en qué te dices y cómo te lo dices, el diálogo interno lleno de palabras negativas solo te hacen daño. Es necesario tener consciencia de cómo te diriges hacia ti y lo que eres capaz de decirte. El “no sirves para nada” o el típico “nadie te quiere” son frases que probablemente no consentirías de otras personas, entonces no te las digas tú. Cambia la forma de hablarte y cambiarás tus sentimientos.
  4. Haz todos los días cosas que te gusten. Enfoca tu mente en descubrir cómo eres, lo que eres capaz de lograr, de aprender y puede que te sorprendas de lo maravilloso que eres. Haz cada día algo con lo que disfrutes y te haga sentir bien. No hace falta que sean grandes cosas, simplemente algo que se te de bien y tu mente ancle esa sensación de bienestar. También puedes ser consciente de que cada momento simple es único cómo puede ser hacer yoga, leer un buen libro, disfrutar del paisaje o tomar un buen café. Es recomendable hacer una lista de mínimo 10 cosas que te apasionen y llevarlas a cabo al menos una cada día.
  5. Acéptate y perdónate. Te propongo que escribas una carta en la que expreses todo aquello que no te gusta y todo por lo que te culpabilices. Tómate tu tiempo, piensa y escribe con detalle. Después léela atentamente y enfócate en lo que puedes cambiar. Despídete de esa carta y quémala, el fuego es un símbolo de purificación y perdón. A partir de ahí esas cosas negativas quedan en el pasado, quedan enterradas y ya no te van a servir para castigarte. Empieza de cero con todo lo que has aprendido y sin ningún tipo de carga.
  6. Revisa tu historial de éxitos. Algunas veces nos sentimos incapaces de conseguir nuestros objetivos y pensamos que no valemos o que no somos capaces para lograrlo. Por ello esta técnica te motiva y te da energía para acabar con estos sentimientos de impotencia. Elabora una lista de cosas que hayas conseguido alcanzar a lo largo de tu vida (El carnet de conducir, el título universitario, aprender a jugar al pádel, aprender inglés, conseguir un trabajo, un coche nuevo, etc.) Colócala en un lugar visible y léela de vez en cuando. Esto hará que te hagas unas representaciones positivas acerca de ti mismo y por lo tanto aumente tu autoestima.
  7. Crea relaciones positivas con gente positiva. Elimina aquellas personas tóxicas de tu vida que no te hacen sentir bien. En lugar de ellas, cámbialas por personas que refuercen tus pensamientos positivos y tengan una actitud positiva hacia la vida. Esto será un incentivo para ayudarte a mejorar tu autoestima y tu bienestar personal.
  8. Di no al perfeccionismo. El perfeccionismo es una de las características más destructivas de las personas que nos obliga a alcanzar algo imposible y ser quienes no somos, de manera que por mucho que mejoremos nunca estamos satisfechos. Además de ello, hace que nos enfoquemos en hacerlo todo perfecto y cuando cometamos algún fallo nos quedemos paralizados. Es la teoría del todo o el nada, de manera que no obtendremos ningún tipo de resultados, por lo que hará que nuestra autoestima descienda.
    Para dejar de ser perfeccionista es importante poner límites para finalizar las cosas, así nos veremos en la obligación de avanzar y no estancarnos en la perfección de cada detalle.
    También se debe cambiar los patrones de lo excelente o lo magnífico, es decir, dejar de pensar que todo debe estar perfecto sin ningún tipo de error. Consiste en hacer las cosas de la mejor manera posible permitiendo cometer fallos y aprendiendo de ellos
  9. Acaba con las expectativas. Los fracasos son expectativas no realizadas. Las expectativas son exigencias que no te permiten ver los aspectos positivos de las cosas. Generan sensación de incapacidad para lograr aquello que deseamos y estar continuamente descontentos con los resultados obtenidos.
    Además de olvidarte del presente y no disfrutar de cada momento único, ya que pasan desapercibidos. En lugar de estar pensando en el futuro, céntrate en el presente y agradece las cosas buenas que tienes en tu vida, esto te hará sentir más feliz y disfrutar de tu vida y de ti mismo.
  10. Céntrate en lo que puedes aportar al mundo. Cuando te despiertes cada mañana repítete qué es lo que puedes ofrecer al mundo, cuál es tu para qué en la vida. Esta afirmación cambiará tu forma de enfocar el día. Recuerda que hay algo que sabes hacer muy bien y puedes aportar a personas que forman parte de tu mundo, compartiendo felicidad y momentos irrepetibles.
  11. Da para recibir. Muchas personas comienzan a mejorar su bienestar contribuyendo a la sociedad o ayudando a los demás de manera desinteresada. Hacer un voluntariado hace que nuestros valores salgan a la superficie y estemos en coherencia con ellos, por lo que es una de las acciones más positivas para hacernos sentir satisfechos con nosotros mismos, además de agradecidos por dar lo mejor de nosotros.
  12. La filosofía del yo. Puede sonar un poco extraño -e, incluso, egoista- pero tener ideas individuales y llevarlas a cabo aumenta nuestra seguridad y por ende nuestra autoestima. Pensar en alcanzar tu propio bienestar bienestar no es algo malo, sino que se trata de algo muy beneficioso que te reportará mayor motivación para quererte y valorarte.

Otras formas de hacerlo fácilmente

Información del artículo

Este sitio web utiliza datos del pixel de Facebook y cookies para rastrear nuestros esfuerzos de marketing y trafíco para que podamos servirte mejor. Aprender más