¿Cuál es la diferencia entre una hornilla de gas, eléctrica, de inducción o de cerámica? ¿Cómo afecta el material de fabricación al rendimiento de la cocción y cómo se traduce eso en eficiencia energética? ¿Qué tipo de menaje se puede utilizar?
Si te gusta cocinar al vapor, a fuego lento, a la parrilla, freír… ¡hay una placa para ti!
La placa es una de las partes más importantes de cualquier equipo de cocina, por lo que además de decidir cuál escoger, también necesitas considerar cuál será su ubicación.
Del lugar más adecuado para colocarla se determina qué tipo de compra necesitas. Si quieres una placa de gas, que suelen ser las más populares, entonces necesitas tener muy claro que el suministro de gas necesita estar cerca. Por otra parte, muchas construcciones nuevas no cuentan con conexión de gas.
La configuración de encimara más habitual consta de una hornilla grande, dos medianas y una para fuego lento. No obstante, también puedes elegir una unidad que permita mezclar y combinar sus hornillas de acuerdo a tus necesidades.
Descubre hoy las diferencias entre una placa de cerámica y una de inducción, y nos explican cuál es la mejor para cada uno de nosotros:
Diferencias entre vitrocerámica y placas de inducción
Vitrocerámicas: modo de utilización, funcionamiento, y ventajas e inconvenientes
Las vitrocerámicas se caracterizan por mantener ocultos los sistemas de calefacción bajo la resistente superficie de vidrio cerámico.
El tamaño y la posición de la fuente de calor quedan estampadas sobre la superficie de la zona. Además, disponen de un dispositivo que evita que el vidrio cerámico se sobresaliente.
Una de las mayores ventajas de las vitrocerámicas es su facilidad para ser limpiadas, dada su superficie lisa y plana. Como inconveniente: la distribución del calor alrededor del fondo de las sartenes no es tan buena como cuando se emplea una hornilla de gas.
Placas de inducción: modo de utilización, funcionamiento, y ventajas e inconvenientes
Las placas de inducción disponen de una bobina de cobre en espiral bajo la superficie del vidrio que produce calor para cocinar los alimentos. De este modo, el vidrio en sí no necesita calentarse para cocinar, ya que esta bobina está inactiva hasta que se coloca una bandeja magnética a base de hierro sobre ella.
Simplemente necesitas levantar la sartén para que la placa empiece a enfriarse. Esto, sumado a su facilidad de limpiar y su eficiencia energética, las convierten en una opción cada vez más popular entre aquellas personas que quieren hacer una reforma en su cocina.
La desventaja principal de las placas de inducción está en que quizá tus sartenes y ollas actuales sean incompatibles con estos dispositivos, por lo que tendrás que invertir en otros nuevos basados en imanes para poder utilizar con tu nueva placa de inducción. También, si utilizas un marcapasos, quizá quieras consultar con tu vendedor si el potente campo electromagnético que utilizan este tipo de placas puede afectar a su funcionamiento.
¿Cual es mejor a la hora de cocinar?
Si bien tanto las placas de inducción como las vitrocerámicas ofrecen el mismo aspecto aerodinámico y están construidas de cristal, hay varias diferencias a la hora de utilizarlas para cocinar.
Las placas de cerámica son ideales para aquellas personas que dispongan de un presupuesto limitado. Suelen ser más asequibles que las equivalentes de inducción, y puedes encontrar innumerables estilos y dimensiones que la hacen ajustarse perfectamente al tamaño de tu cocina. Las vitrocerámicas destacan por su rapidez a la hora de calentarse, pero siempre suelen ser más lentas que las placas de gas o de inducción. Si la eficiencia energética es importante para ti, las placas de cerámica suelen ser ineficientes en ese sentido, ya que calientan toda la superficie cuando están en funcionamiento.
Si bien las placas de inducción son fáciles de limpiar y ofrecen un aspecto moderno y aerodinámico, la tecnología que utilizan es completamente diferente a la de las vitrocerámicas.
La tecnología que utilizan las placas de inducción usan el magnetismo para calentar la sartén, y no la placa en sí. Lo cual significa que el calor impregna la comida increíblemente rápido. Las placas de inducción calientan directamente la sartén, por lo que resultan verdaderamente eficientes y seguras, ya que también minimizan el riesgo de sufrir una quemadura.
Aunque las placas de inducción suelen ser más costosas que las vitrocerámicas, la mayoría de las ocasiones merece la pena la inversión que puedes recuperar en energía y tiempo ahorrados durante su vida útil. Además, el precio de las placas de inducción ha ido bajando con el paso de los años, por lo que esta es sin duda una de las opciones recomendadas por casi todos los fabricantes.
Así que la pregunta sobre cuál elegir ya está resuelta. Todo depende del presupuesto y del rendimiento que sea más importante para ti. Si cocinas mucho, quizá te convenga gastar un poco más en un producto que garantice un mayor rendimiento. Si por el contrario, solo cocinas lo justo, entonces la placa de cerámica es la opción por excelencia para ti.